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Una escena del Segundo Gran Avivamiento

En 1 Crónicas 12:32, la Biblia describe un fascinante grupo de personas entre los seguidores del Rey David. Eran hombres “de los hijos de Isacar que tenían conocimiento de los tiempos, y sabían lo que Israel tenía que hacer….” ¿Acaso nosotros a los que Jesús ha llamado a ser evangelistas tenemos entendimiento de los tiempos en los que estamos viviendo? ¿Hemos entendido lo que Dios está haciendo en nuestra generación, para poder ser sabios colaboradores de Él? ¿Hemos visto nuestro llamado desde la perspectiva más grande de Dios? ¡Si es así, entonces es un tiempo emocionante para estar vivos!

Entendiendo el plan de Dios para el cuerpo de Cristo

Como evangelistas, primero necesitamos apropiarnos de la visión de lo que el Señor ha estado haciendo en la historia, para así reconocer su trabajo en nuestro diario vivir. En los últimos cientos de años, el Señor ha estado restaurando las verdades bíblicas que por mucho tiempo se han perdido a través de la falsa enseñanza, los falsos maestros, y la exaltación de las tradiciones religiosas del hombre en lugar de las verdades eternas Bíblicas. Estas verdades eternas incluyen la salvación por fe y no por obras, la certeza del perdón de los pecados, la santificación, la santidad, el bautismo de los creyentes por inmersión, y el bautismo y los dones del Espíritu Santo, entre otros.

“A los ancianos que están entre ustedes, yo, que soy anciano como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y participe con ellos de la gloria que se ha de revelar, les ruego esto: Cuiden como pastores el rebaño de Dios que está a su cargo, no por obligación ni por ambición de dinero, sino con afán de servir, como Dios quiere. No sean tiranos con los que están a su cuidado, sino sean ejemplos para el rebaño. Así, cuando aparezca el pastor supremo, ustedes recibirán, la inmarcesible corona de gloria”.

En años recientes, el Señor ha estado restaurando en su iglesia todos los ministerios, dones, y funciones del Cuerpo Bíblico de Cristo. Esto incluye el rol crítico en la iglesia primitiva de los ancianos en el liderazgo de las congregaciones locales, algo que los creyentes están comenzando a entender una vez más. Lea con cuidado las palabras de 1 Pedro 5:1-4, y note lo que se dice, así como lo que no se dice:



Pedro está indicando que los ancianos son llamados a “pastorear” [poimaino (poy-mah’-ee-no); actuar como un pastor, a pastorear] el rebaño de Dios. Nótese que “pastorear” aquí es una acción, no un título, y también que la palabra ancianos siempre es plural.

Durante el primer siglo D.C., la multiplicidad de los ministerios era algo común en las congregaciones de los santos. Cuando las iglesias empezaron a ser institucionalizadas, el rol tradicional de un solo pastor sirviendo de líder espiritual y jefe ejecutivo oficial de una iglesia local, se convirtió en algo que hacía parte del desarrollo histórico de los siglos subsiguientes. Recuerden que el Cuerpo Bíblico de Cristo nunca será una institución o una organización, ni es tampoco propiedad de ninguna institución u organización. La iglesia Bíblica es un organismo vivo conformado por muchos miembros con una gran variedad de funciones, que pertenece sólo a Jesucristo.

Para resumir, estamos viviendo durante días en donde Cristo está restaurando la iglesia acorde al patrón pleno y poder del Nuevo Testamento. El Padre está preparando una Novia eterna para Su Hijo, ¡una que estará lista para Él cuando Él retorne a la tierra! Recuerden el famoso pasaje de Santiago 5:7-8: “Por tanto, hermanos, tengan paciencia hasta la venida del Señor. Miren cómo espera el agricultor a que la tierra dé su precioso fruto y con qué paciencia aguarda las temporadas de lluvia [la lluvia temprana y tardía, Reina Valera, Revisión 1960]. Así también ustedes, manténganse firmes y aguarden con paciencia la venida del Señor, que ya se acerca.” Como el Señor dio la lluvia primera para establecer el temprano comienzo de la iglesia con el día de Pentecostés, pueda Él darnos la lluvia tardía para restaurar Su iglesia a su forma Bíblica original, como también su poder y pureza en estos últimos días.

Timothy Dwight, el presidente que convirtió la universidad de Yale en una de las mejores, fue una figura clave en el Segundo Gran Avivamiento en los Estados Unidos. El Primer Gran Avivamiento en los 1730s y 1740s y el Segundo Gran Avivamiento a inicios de 1800, fueron

Timothy Dwight

avivamientos que se esparcieron a través del continente de Norte América e Inglaterra. Sus efectos continúan aun hoy en día en movimientos misioneros que se han esparcido a cada rincón del mundo. Por seis años, empezando 1795, Timothy Dwight oró, predicó, y debatió todos los comentarios acerca de las grandes verdades de la Biblia—sin un solo convertido. Luego en el séptimo año, el Señor envió un poderoso avivamiento que logró que casi 80 de los 230 estudiantes en la universidad comenzaran a tener una fe viva en Cristo. En 1800, Dwight escribió el famoso himno con las palabras,

Yo amo a tu iglesia, Oh Dios,
Sus muros que ante ti permanecen,
Querida como la niña de tus ojos,
Y grabada en Tu mano.

Por ella mis lágrimas caerán
Por ella mis oraciones ascenderán,
Para ella mis cuidados y mi trabajo serán dados
Hasta que estos trabajos duros y cuidados terminen.

¿Estamos nosotros los que nos llamamos evangelistas ocupados en construir nuestros propios ministerios? O, como Timothy Dwight, ¿estamos entregando nuestras vidas para construir la iglesia de Jesucristo? Cada ministerio, denominación, organización, e institución pasará, pero la iglesia construida con piedras vivas permanecerá para siempre.